
Piel Rojiza
El quebracho hecho durmiente
preso por paralelas de acero
ve pasar las tripas de los trenes
que van ennegreciendo su piel
rojiza.
Añora aquellos tiempos del
bosque,
sol, lluvia, quietud,
cuentos de tapires y venados,
lar de gnomos y hadas.
Ensordecedor ruido,
perfume humano impregna la bruma,
uno a uno van cayendo
sin quejidos, sin un no quiero.
Ya se hizo el claro,
ya la sombra ha fugado,
ya la tristeza es reina,
ya el hombre es amo.
Un tren se acerca
su silbido corta el viento,
con sus últimas fuerzas
se levanta a tocar la luna.
Es que extraña los trinos,
el repiqueteo de la brisa,
el amor de la simiente,
no quiso sembrar la muerte,
ya el hombre no es amo
ya el quebracho no duerme.
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